Crónica dedicada con amor a mi princesa,
por ser mi compañera de viaje.
LUNES 2 DE ABRIL.
Este día es el cumpleaños de
Lupita y por consiguiente fueron mañanitas de topo giggio, y luego a
prepararnos para el viaje.
Sabíamos que el primer día de
este viaje sería ajetreado ya que sería día de vuelo; primero nos tocó una
larga fila en el aeropuerto de la ciudad de México, luego el temblor en el check in, más adelante los boletos
sobrevendidos y con la novedad que sí nos iríamos pero no uno junto al otro, ni
modo, y claro hasta tráfico en el aeropuerto... esperamos nuestro turno para
despegar.
Las nubes sobre la ciudad de
México no estaban tan amables tampoco y nos regalaron algunas turbulencias,
parte de las bellezas de volar.
Cuatro horas y ya estábamos en
Detroit, escala que teníamos que hacer para tomar el siguiente vuelo con
destino a la Ciudad Luz, como estaban muy cerca los vuelos tuvimos que correr
un poco, nos queda de experiencia nunca pedirlos tan cercanos entre llegada y
salida, en el otro avión sí nos asignaron asientos uno junto al otro, de allí
hasta París.
El Airbus hacia la Ciudad Luz es
el avión más grande al que Lupita y yo hemos subido, 9 filas de asientos nada
más, jaja parecía un barco, aquí todo estuvo mejor, para empezar no habíamos
comido casi nada y lo primero que hicieron fue servir la cena, nos hacía falta
una cena a 9 kilómetros de altura para festejar debidamente.
Brindamos, Lupita con champagne
yo con jugo de tomate, y acto seguido una deliciosa cena, con hambre más aún.
-Aquí hay pelis en cada asiento,
-dije- ¡está la de el Artista!
Pasados quince minutos de ver
cada quien una peli pensamos que sería mejor idea dormir, llegaremos en la
mañana y llegando a mediodía a París no será tan buen idea querer dormir.
-También puedes escuchar una
selección de discos, (aquí tenemos Kisses on the bottom) –
Al ver el GPS cortesía de Air
France
de nuevo nos preguntamos ¿porque
nunca quieren volar sobre el océano?
-Este disco estará bien
escucharlo ya que estamos cerca de ver nuevamente a nuestro viejito favorito
McCartney. En una de sus canciones dice que el lechero es su muy mejor amigo
¡Ah! Y se despide de Blackbird. ¡Qué melancólico!
MARTES 3 DE ABRIL.
Vimos el amanecer en el avión, en Europa ven el sol primero que en América, la mejor imagen del vuelo fue la fotografía del amanecer rumbo a Europa, sin duda, al volar cambia de manera impresionante la perspectiva de la naturaleza y casi siempre quedo maravillado por la belleza del cielo y esta vez no fue la excepción.
Finalmente aterrizamos y
continuamos la serie de trámites necesarios cuando vienes de otro país, siempre
que llegó a un nuevo país como que me siento muy aturdido y esta vez tarde un poco
más de lo normal pues como que no entendía ni a dónde ir o cómo hacerlo. De
alguna manera encontré la forma de tomar el tren rumbo a la capital francesa,
en el camino vimos algo de sol, ingenuamente pensamos que haría un clima bueno,
así llegamos a la estación Gare du nord en pleno París.
Estábamos muy cansados sin
embargo hicimos un esfuerzo por salir a dar una primera vuelta a la ciudad, el
clima no era muy bueno, hacia bastante frío, -no sabíamos que el siguiente día
estaría peor-.
Transbordamos en el metro hasta
la estación Place de Clichy la cual era la más cercana al hotel, que también se
llamaba Place de Clichy, ni el metro ni el hotel nos parecieron muy
buenos, el metro estaba sucio y se veía como mucho desorden, los parisinos se
metían sin pagar, no había vigilancia, no podías comprar con billetes en las
máquinas expendedoras de boletos, entre otras linduras, nuestro hotel se
encuontraba cerca de la zona donde está el Moulin Rouge, lo más turístico de
París se encuentra más al sur de donde estábamos, así que después de
instalarnos y un baño rápido salimos a caminar rumbo al sur.
La primera impresión que nos dio
la ciudad no fue muy buena tampoco jaja, ya que vimos bastante basura en las
calles, tuvimos la impresión de que Nueva York estaba más limpio. Mucho
después Lupita y yo pensamos que quizás esto se deba también a la gran cantidad
de turistas que recibe la ciudad, pero de cualquier forma eso no lo justifica.
De los primeros monumentos que
encontramos fue La Madeleine, un
templo católico.
Caminamos hasta llegar cerca del
lugar donde se encuentra un obelisco que mandó poner ahí Napoleón Bonaparte, el
color amarillo de su punta resaltaba bastante con la poca luz de sol que aún
quedaba.
No nos acercamos al obelisco ya
que Lupita y yo decidimos ir a los jardines de las Tullerías, así conocimos el
estilo de jardines francés, a mí como que no me gustó tanto la idea de ir
caminando sobre una clase de tierra blanca, quizás tenía en mente que serían
como una especie de parque. A Lupita sí le gustaron los jardínes aunque
reconoció que son diferentes a los que conocemos.
dimos esta caminata y nos gustó mucho,
fue bastante relajante, además nos quedó claro que las zonas turísticas de
París sí son muy bellas, desde ahí tuvimos la vista el obelisco que he
mencionado y atrás de éste, a lo lejos, se alcanzaba a apreciar el Arco del
Triunfo.
estuvimos un rato ahí y después
nos dimos a la tarea de buscar algún lugar para comer, avanzamos un poco más al
sur y nos encontramos con el río Sena...
por cierto nos faltó un paseo en dicho río.
La noche cayó cuando andábamos
por allá y así llegamos a un pequeño restaurante en donde la comida estaba muy
buena, si bien no era lo más barato, yo pedí un pato y Lupita un pollo Rotti
el cual le gustó mucho, también probamos
el capuchino, pensamos que lo sirven más fuerte que el de México.
Al salir del restaurante sentimos
como la temperatura bajó muy rápidamente una vez caída la noche, y empezaba a
llover, por lo que buscamos una estación de metro para regresar al hotel,
batallamos un poco en encontrarla y así regresamos al hotel.
MIÉRCOLES 4 DE ABRIL.
Teníamos pagado el desayuno así
que nos levantamos temprano, bueno a tiempo justo para tomar dicho desayuno ya
que tenían un horario muy estricto en el hotel para servirlo, el desayuno era
el llamado “continental” consistía en unos panes, uno dulce y uno salado,
mantequilla, algo de mermelada, jugo de naranja (de bote) y café con leche.
Luego del desayuno nos fuimos en
metro hacia el museo de Louvre, había una larga fila para entrar pero realmente
avanzaba muy rápido, no cabe duda que este museo es una de las principales
atracciones de París ya que había mucha gente.
Así como habíamos hecho con el
museo Metropolitano de Nueva York, Lupita y yo dimos una rápida visita al museo
para ver las obras más famosas o que más nos gustaran, pasamos la zona de
piezas del antiguo Egipto que siempre es muy interesante, igual lo relativo a
la cultura Greco-Romana.
Apreciamos algunas de las obras
maestras de la inmensa colección de piezas con que cuenta el museo, de la
cultura egipcia el Escriba sentado,
De la cultura Greco-Romana la Victoria alada de Samotracia, ¡fue mi favorita!...
así como la Venus de Milo y Palas Atenea
Al salir del Museo constatamos
que hacía más frío que el día anterior, comimos algunas cosas que compramos en
un restaurante del museo, nos gustaron los postres que nos dieron ya que eran
poco dulces pero muy ricos, después decidimos ir al Arco del Triunfo en el
metro, el metro de París, como ya lo dije tampoco nos pareció nada especial,
incluso en algunos aspectos el metro de la ciudad de México está mejor
(salvo por los vendedores ambulantes).
El Arco del Triunfo es uno de los
monumentos más importantes para los Parisinos, fue mandado a construir por
Napoleón también, aunque no logró verlo terminado, tanto a Lupita como a mí nos
pareció que el Arco es mucho más grande de lo que parece en las fotos y es muy
bello.
Como todo turista novato en París
quisimos cruzar hacia el Arco por la avenida o glorieta vehicular que rodea al
monumento lo cual además de incorrecto y peligroso es casi imposible por el
continuo tráfico de vehículos, después de un rato encontramos los pasos a
desnivel que hay en la zona para cruzar, en el arco se encuentra el monumento
al soldado desconocido, a la hora que llegamos nos tocó presenciar la ceremonia
que diariamente a las 18:00 hrs se hace ahí.
Después de la visita al Arco, una
especie de turibús local que pagamos nos fue acercando hacia la famosísima dama
de hierro parisina, claro me refiero a la Torre Eiffel.
Pudimos apreciarla bien desde el
lugar llamado Trocadero desde el cual se tiene una vista excelente de este
hermoso monumento, universal diría yo, ahí tomamos una fotos.
Seguimos nuestro recorrido y así pasamos, aunque solo fuera de paso en el turibús, por otros importantes monumentos y sitios turísticos de la capital francesa entre ellos Les Invalides, el Puente de Alejandro III, Place de la Concorde, la Ópera, la Madeleine, la Catedral de Notre Dame, -la cual me pareció muy bella y que ameritaría regresar con más calma-, Museé de Louvre y el Musee d' Orsay.
La ruta del autobús turístico nos
llevaría de nuevo a Champs Èlyseés y al Arc du Triomphe, jajaj no sé bien si
así se escribe, ya había caído la noche y a lo lejos vimos encenderse las luces
de la Tour Eiffel, se ve igualmente hermosa en la noche, al llegar a Trocadero
nos bajamos para admirar el espectáculo nocturno de la torre y lo hicimos hasta
que una leve pero pertinaz lluvia nos hizo regresar al hotel además de que el
clima se había puesto bastante frío nuevamente.
Debido a que el internet del
hotel era una de las tantas cosas que no estaban bien decidimos ir a cenar al
Kentucky que estaba cerca del hotel aprovechando el conveniente wi-fi gratuito
para los clientes y así postear algo en el 'feis' J.
JUEVES 5 DE ABRIL.
El día anterior había sido de
mucho provecho, sin embargo el cansancio nos hizo levantarnos más tarde este
día lo que propició que nos perdiéramos del desayuno del hotel, en su lugar
decidimos desayunar en un McDonalds que se encontraba cerca de ahí, -cuando
salimos de viaje Lupita y yo solemos acudir a los restaurantes de comida rápida
cuando no tenemos mucho dinero de sobra o cuando de plano no sabemos a dónde ir,
o las dos anteriores-.
La primavera aún no se dejaba
sentir y París estaba realmente envuelto en una gruesa capa de neblina, para
estas alturas del partido ya nos habíamos hecho a la idea de que el frío nos
acompañaría el resto del viaje, este día decidimos acudir al Sacre Cour,
emprendimos la caminata porque como bien dicen la mejor manera de conocer una
ciudad es caminándola, Lupita y yo ya varias veces antes hemos hecho caminatas
hasta que literalmente no podemos dar un paso más, así que en París no podía
ser de otra manera.
Después de caminar como una hora
y subir una colina, la única de París creo recordar, al fin llegamos a este
hermoso edificio,
no sólo nos gustó mucho –ahí ví
por primera vez las famosas gárgolas parisinas que son toda una leyenda en la
ciudad- sino que además la zona en que se encuentra es también muy hermosa se
llama Montmartre y que nos recomendaron y nosotros ahora recomendamos mucho que
sea visitado por quien vaya a París. Debo agregar que desde allí se tiene una
gran vista de la ciudad pero nosotros no pudimos apreciarla debido a la neblina
tan densa que había.
Aquí debo hacer un paréntesis,
cuando salimos de viaje Lupita y yo siempre buscamos comprar algunos recuerdos
y casi siempre batallamos para encontrar algo adecuado pues la mayoría de las
veces sólo hay recuerditos made in china que no nos gustan, aunque si están
baratos, y en París fue así también, salvo por una tienda de souvenirs que se
encontraba cerca de Sacre Cour, ahí compramos varios de los recuerdos que
trajimos de París.
Lupita quería regresar a la Torre Eiffel, esta vez la vimos de cerca, cruzamos por debajo de ella, y a Lupita le pareció impresionante, yo sólo tenía mucho frío, no nos subimos y la verdad no teníamos tantas ganas pues estábamos a punto del entumecimiento, sin embargo desde el campo marte nos tomamos otras fotos con la Torre.
Regresamos al turibús el cual nos
dejó en Notre Dame pues yo me había quedado con ganas de verla con más calma,
llegamos y pudimos admirarla, aunque nuevamente el frío hacía
estragos en los dos, sin duda fue menos que el que se sentía en la Torre Eiffel,
jaja la verdad subestimamos el frio Parisino, aún me acuerdo de cómo me calaba
en los huesitos, de hecho entramos a la Catedral más para resguardarnos del
frío que para conocerla, con todo salimos de nuevo y pudimos apreciar la
belleza de la catedral y los alrededores, además vimos sus famosas gárgolas.
Ya al caer la noche y gracias a
que disminuyó un poco el frío fuimos en busca del Barrio latino para cenar
algo, la verdad no sé bien si llegamos al barrio latino pero si llegamos a una
zona de varios restaurantes que ofrecían paquetes de cenas un poco más baratos
que lo normal, nos decidimos por uno y ahí pudimos escuchar una tuna
estudiantil que según Lupita eran mexicanos porque hablaban el español como
compatriotas jaja, según Lupita ellos vivían de la venta de sus discos, los
cuales nos ofrecieron, una cosa graciosa que nos pasó en el restaurante es que
el mesero se enteró que éramos Mexicanos y en una de esas que un comensal le
pidió salsa y no tenía por lo que nos fue a preguntar que si no traíamos alguna
botella de salsa con nosotros, lo cual pues le dije que no, nos dio risa que
pensaran que los mexicanos cargan con sus salsa o picante cada que salen de su
país, a lo mejor si hay varios que lo hacen pero a nosotros no se nos había
ocurrido, la idea no es tan mala.
Salimos ya tarde casi medianoche,
en el camino hacia el metro nos compramos unos gorros y unas orejeras para el
frío, debido a que el siguiente día saldríamos hacia Londres y pensamos que el
frío allá estaría peor. Para acabar el día estuvimos corriendo en el metro
porque ya casi se acababa el servicio, pero sí la libramos y llegamos a nuestro
hotel.
VIERNES 6 DE ABRIL.
Este día, al mediodía, nos
despedimos temporalmente de París para visitar Londres, nos trasladamos a la
estación Gare du Nord y ahí hicimos los trámites migratorios para entrar el
Reino Unido, unas compatriotas nos identificaron por los pasaportes y nos
pidieron ayuda porque querían ir a Londres pero no habían reservado sus boletos
de ten y para no variar se los dejaban carísimos, nosotros los habíamos
comprado con anticipación –de hecho estuvimos cazando los mejores precios que
pudimos yo encontré los de ida y Lupita los de regreso-.
Según las indicaciones en los
boletos tenías que llegar media hora antes, lo cual hicimos, pero ese tiempo
resultó claramente insuficiente para todos los trámites migratorios y de aduana
que tienes que hacer, Lupita se desesperó hasta con unos niños que se tardaban
mucho, y con sus papás, además tuvimos que hacer la clásica larga y angustiosa
carrera, con equipaje desde luego, para apenas alcanzar el tren- ya nos había
pasado en Italia pero se nos olvidó.
Dado que viajaríamos en el tren
de alta velocidad el viaje debería durar poco más de un par de horas lo cual es
realmente muy rápido, sin embargo en el viaje hubo algún inconveniente y
tardamos más, nos puso un poco estresados que dicho “inconveniente” sucedió
justo en la parte en que íbamos viajando en el túnel que pasa por debajo del
mar, pero ¿que serían los viajes sin estas situaciones no previstas y que
siempre ponen un poco de riesgo?
Lo que sigue ya es parte de
nuestro viaje a Londres, espero escribirlo pronto. Además aún pasaríamos una
última noche en París antes de regresar a casa la cual contaré más adelante.